Este año ha llovido mucho hasta la fecha al contrario del año pasado en el que las lluvias se retrasaron bastante. Aunque he de confesar que lo que ha llovido hasta ahora, ha hecho las delicias, de los anfibios de nuestra comarca, que necesitan sus pequeñas charcas para desovar. Afortunadamente para todos, con este liquido vital, y nuestras charcas y pilones vuelven a estar llenas de vida.
El pequeño animalito
que os traigo hoy aquí es uno de los que la gente conoce como lagartijas de
agua. Es el más pequeño de los cuatro que podemos encontrar en la provincia de
Burgos, y solo uno no se encuentra en la comarca de las Merindades, el Gallipato,
asociado siempre a climas mas mediterráneos.
El tritón palmeado
alcanza una longitud de 80 -85 mm. Es de color pardo oscuro, y las hembras de
estos tritones son ligeramente mayores. El nombre les viene, porque en la época
de celo, cuando están concentrados en las charcas y son más visibles, los
machos presentan las patas traseras palmeadas. Su vientre es de color
amarillento claro. Helveticus, parte de su nombre científico, viene porque fue
en Suiza donde se describió la especie por primera vez.
Los adultos se
alimentan principalmente de insectos, arañas y crustáceos, por lo que son muy
beneficiosos para el hombre.
Es muy facil distinguir los macho e las hembras, cuando los veais en vuestras salidas al campo. Los machos son ligeamente mas pequeños y son los que tienen las patas de atras palmeadas, ademas tienen mas abultados los organos reproductores. Las hembras son un poco mas grandes, sin las patas palmeadas y con el colo ventral mas marcado si cabe.
En primavera-verano
viven en las charcas y en algunos pilones de nuestros pueblos. Y quiero
aprovechar este momento para que os deis una vuelta por los pilones de vuestros
lugares o los que conozcáis y echéis un vistazo en su interior. Es increíble la
cantidad de vida que puede tener y el gran ecosistema que se esconde ahí. Un
consejo muy interesante es que la limpieza de los pilones y abrevaderos para el
ganado ha de hacerse en invierno, diciembre-enero es buena época. Esto evitara
que destruyamos las puestas de estos anfibios y otros seres de los que se
alimentan.
Esta entrada está
dedicada a mi amigo y miembro de la Asociación Herpetológica Española (AHE),
Rubén Martínez Barbáchano.
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