El genero Lithobius reúne en Europa un elevado numero de especies de las cuales, esta que os presento hoy, es la mas común.
La longitud de su cuerpo oscila entre 18 y 32 mm. y su coloración es ligeramente pardo rojiza oscura. Dorsalmente la cabeza presenta un perfil redondeado que sobresale a ambos lados de las forcípulas. Detrás de las antenas se encuentran los campos ocelares compuestos de numerosos ocelos dispuestos en líneas horizontales más o menos regulares. Detrás del segmento forcipular se encuentran 15 segmentos portadores cada uno de ellos de un par de patas. El último par de patas es bastante mas largo que el resto y el animal lo mantiene ligeramente levantado durante el desplazamiento.
Los sexos se diferencian fácilmente en base a sus apéndices genitales. En el macho son muy pequeños, casi inapreciables a simple vista, mientras que en las hembras son largos, robustos y provistos de fuertes dentículos y acabados en una poderosa uña.
Estos insectos se encuentran habitualmente refugiados debajo de las piedras y de troncos caídos en bosques, aunque también pueden hallarse en zonas descubiertas.
Aunque en el resto de Europa es muy común, en España es muy poco frecuente, encontrándose únicamente en algunas zonas de montaña y siendo sustituido por otra especie, Lithobius variegatus rubriceps, de aspecto muy parecido.
La dieta de este pequeño animal es estrictamente carnívora, alimentándose de otros artrópodos que caza activamente. Para reproducirse el macho deposita espermatoforos sobre una tela que el mismo fabrica. La hembra los recoge y después de la fecundación pone los huevos uno a uno envueltos por una cubierta hecha de partículas del suelo.
Estas fotos fueron hechas el año pasado en un voluntariado ambiental en el Rio Trueba, organizado por mi amigo Rafa Sánchez, en el que limpiando la orilla del rio, bajo un colchón pude encontrar este bello ejemplar.